Por Juan Tomás Valenzuela
Dice Euclides, hablando fino,
que un moreno narizón
no puede ser catador
ni degustador de vinos.
que ni los miaos de Quirino,
un negro tán pretencioso
como el tál Martínez Pozo
puede siquiera libar
y cuanto menos catar,
por más que se afeite el bozo.
Se ha visto más de un mensaje
donde este negro afrentoso
descorcha vinos costosos
solo para hacer aguaje.
Un hombre que el tigueraje
y la poca formación,
lo ubican como lambón
de unos inescrupulosos
y él, privando en aceitoso
con un Le Noir Sauvignon.
Un patán que fue criado
en un barrio de Bayona,
que no se fue en la camiona,
tal vez porque fue chanceado,
hablando de “descorchado”,
de “Crianza”, de “Taninos”.
Un hombre que ni Diandino,
nunca lo invitó a beber,
¿a quien quiere hacer creer
que es un catador muy fino?
La nariz del catador
es herramienta esencial
para poder degustar
un Chardonnay o un Nouveau.
Pero viene este impostor
desde los Bajos de Haina,
a querer echarnos vainas
dizque con Vega Sicilia,
donde ni él ni su familia,
nunca usaron ni polainas.
14 julio 2018